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Hallazgos del estudio sobre el pronóstico de riesgo de cáncer por la lluvia radioactiva de la prueba nuclear Trinity

Los hallazgos del estudio sobre el pronóstico de riesgo de cáncer por exposición a la lluvia radioactiva de la prueba nuclear Trinity se publicaron en Health Physics. En el estudio se examinó si las personas que vivían en Nuevo México tuvieron exposición a la radiación después de la prueba nuclear Trinity en 1945 y si la exposición presenta un mayor riesgo de cáncer para ellas.

¿Qué fue la prueba nuclear Trinity?

La primera prueba de un arma nuclear se realizó el 16 de julio de 1945 en el desierto de Nuevo México (Estados Unidos). El nombre en clave de la prueba fue Trinity. La prueba fue la etapa final del Proyecto Manhattan, un proyecto del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos y el Laboratorio Nacional de Los Álamos. La explosión liberó una nube de desechos radioactivos que contaminó partes de Nuevo México. Los científicos llaman a estos desechos "lluvia radioactiva".

¿Qué es el estudio sobre el pronóstico de riesgo de cáncer?

La población de Nuevo México estaba preocupada por el riesgo de cáncer a causa de la prueba Trinity. Por lo tanto, los congresistas de Nuevo México solicitaron que el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) estudiara la exposición a la radiación y el posible riesgo de cáncer debido a la prueba. Por este motivo, el NCI realizó un estudio con muchos expertos que duró varios años. El NCI divulgó los hallazgos en seis publicaciones científicas disponibles en la revista científica Health Physics, a partir del 1 de septiembre de 2020 en línea y en la versión impresa en octubre de 2020.

El NCI es un organismo del gobierno federal de los Estados Unidos, que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH). El NCI dirige y apoya la investigación oncológica para avanzar los conocimientos científicos y ayudar a todas las personas a tener una vida más larga y más sana. El personal del NCI no tuvo ninguna participación en el Proyecto Manhattan.

Cálculo de la exposición a la radiación de la población de Nuevo México

En 1945, la prueba Trinity expuso a la población de Nuevo México a distintas dosis de radiación. La exposición dependió de factores como los siguientes:

  • el lugar del estado adonde cayó la lluvia radioactiva;

  • la cantidad de lluvia radioactiva que se depositó en el suelo;

  • la zona en donde vivían las personas; 

  • la cantidad de tiempo que las personas pasaron dentro de la vivienda durante los meses posteriores a la explosión (los edificios y las casas protegen contra la radiación);

  • la cantidad de radiación que ingresó al cuerpo por el consumo de alimentos y agua potable contaminada por la radiación.

No se tomaron mediciones de la radiación en las personas que vivían en Nuevo México en 1945 después de la prueba Trinity. Por lo tanto, no hay forma precisa de conocer la dosis de radiación de las personas. En su lugar, los investigadores usaron datos de otras fuentes para calcular las dosis de radiación.  

Fuentes de información para calcular las dosis de radiación

Para calcular las dosis de radiación, los investigadores usaron las siguientes fuentes:

  • datos del Censo de los Estados Unidos;

  • mediciones de la radiación en el suelo;

  • mapa del patrón de la lluvia radioactiva;

  • entrevistas con personas mayores;

  • datos científicos sobre la forma en que actúa la radiación.

Datos del Censo de los Estados Unidos

Los investigadores usaron datos del Censo de los Estados Unidos para informarse acerca de las personas que vivían en Nuevo México en 1945, como el número de habitantes, la edad, el sexo, la raza y el origen étnico, el lugar donde vivían y si vivían en zonas urbanas o rurales.

Radiación en el suelo

En los días posteriores a la prueba Trinity, el personal del Proyecto Manhattan tomó mediciones de los niveles de radiación en el suelo.

Mapa del patrón de la lluvia radioactiva

En 1987, la Oficina de Apoyo Nuclear del Servicio Meteorológico en Las Vegas (Nevada) publicó un mapa de la lluvia radioactiva de la prueba Trinity que ilustraba las mediciones en el suelo y los registros meteorológicos de 1945. El mapa sirvió como punto de referencia importante para calcular la dosis de radiación que recibió la población de Nuevo México en 1945.

Entrevistas con personas mayores

Debido a que los alimentos y el agua se contaminaron por la radiación de la prueba Trinity, los investigadores necesitaban más información sobre la alimentación habitual en 1945, incluso sobre las fuentes de los alimentos y el agua. La información sobre la alimentación habitual de cada grupo de población en Nuevo México en 1945 que estaba disponible en los libros y registros era muy limitada. Para conocer estos datos, los investigadores hablaron con personas mayores en el estado que vivían allí en los años cuarenta. La información se obtuvo mediante grupos de enfoque y entrevistas. En total, se realizaron 13 grupos de enfoque y 11 entrevistas individuales con personas mayores.

Datos científicos sobre la radiación

Los investigadores usaron los conocimientos sobre la forma en que actúa la radiación para calcular las dosis de radiación, incluso la radioactividad, la lluvia radioactiva y el desplazamiento de la lluvia radioactiva en el medio ambiente. 

Recopilación de los datos

Los investigadores usaron la información de todas estas fuentes para calcular las dosis de radiación recibidas en cinco órganos del cuerpo: médula ósea roja activa (que es importante para determinar el riesgo de leucemia), tiroides, pulmón, estómago y colon. Calcularon las dosis de radiación para los principales grupos étnicos (blancos, hispanos, indígenas americanos y afroamericanos) en todos los condados del estado para el año posterior a la prueba Trinity, que fue el momento en que la población recibió la mayor exposición.

Los investigadores compararon la radiación por la prueba Trinity con la radiación que ocurre en la naturaleza. Según esto, encontraron que las dosis de la lluvia radioactiva por la prueba Trinity fue más alta que la de la radiación natural solo en un área pequeña cercana al sitio de la prueba. Esta área se ubicó al noreste del sitio de la prueba, en la dirección que el viento sopló la lluvia radioactiva.  

Cálculo del riesgo de cáncer

El cáncer es una enfermedad frecuente que tiene muchas causas. A fin de calcular cuánto cáncer podría haber resultado de estas dosis estimadas de la prueba Trinity, los investigadores tuvieron que calcular primero cuánto cáncer hubiese ocurrido sin la prueba. En 1945, no había un recuento anual de diagnósticos de cáncer en todo el estado de Nuevo México. El Registro de Tumores de Nuevo México no comenzó a recopilar datos de casos de cáncer hasta 1966.

Cálculo de casos de cáncer habituales

Debido a que no había información sobre el número de casos de cáncer en Nuevo México antes de la prueba Trinity, los investigadores necesitaban calcular la cantidad de casos de cáncer posibles en Nuevo México en 1945 sin la presencia de la prueba nuclear. Para este cálculo, usaron los índices de cáncer en otras partes del país provenientes del Programa de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales (SEER) del NCI, que es un registro nacional. 

Según el Censo de los Estados Unidos, alrededor de 600 000 personas vivían en Nuevo México en 1945. Los investigadores calcularon que, sin la prueba nuclear, se presentarían 183 000 cánceres en esta población hasta el año 2034. Esto se llama el valor inicial, o el número esperado de casos.

Cálculo de número de casos de cáncer que tal vez se relacionen con la dosis de radiación por la prueba Trinity

Para calcular el posible número de casos de cáncer debido a la radiación de la prueba, los investigadores usaron el número estimado de casos de cáncer que se presentarían sin la prueba, las dosis estimadas y la información sobre la incertidumbre o los posibles errores en los datos para calcular el exceso de casos de cáncer con respecto al número esperado de casos sin la prueba Trinity. Hicieron cálculos para todo el grupo de habitantes de Nuevo México en 1945 y para cada uno de los cuatro grupos étnicos principales (blancos, hispanos, indígenas americanos y afroamericanos), cada grupo de edad y cada condado.

Los investigadores piensan que quizás se hayan presentado cientos de casos de cáncer en exceso, la mayoría de cáncer de tiroides, en los últimos 75 años. Un número pequeño de casos tal vez ocurran después de 2034, pero para entonces casi todas las personas que vivían en el momento de la prueba Trinity habrán muerto. Se calcula que la mayoría del exceso de cáncer ocurrió u ocurrirá en las personas que vivían en los condados de Guadalupe, Lincoln, San Miguel, Socorro y Torrance en 1945. Debido a que hay muchos elementos desconocidos en el cálculo de las dosis, los cálculos de casos de cáncer son imprecisos.

Según la información disponible, no es posible determinar si el cáncer de una persona se debe a la exposición a la radiación por la prueba Trinity. Sin embargo, es probable que la mayoría de los casos de cáncer en las personas que vivían en Nuevo México en 1945 no se deban a la exposición a la lluvia radioactiva de la prueba Trinity.

Retos para la investigación

Los investigadores hicieron frente a muchos retos para calcular las dosis y el riesgo de cáncer. Estos retos se mencionan en los resúmenes de cada publicación científica.

Conclusión

Debido a estos retos para la investigación, los científicos no pudieron calcular con precisión las dosis de radiación ni la cantidad posible de casos de cáncer a causa de la radiación por la prueba Trinity.

Agradecimientos

Esta tarea no hubiese sido posible sin el apoyo de docenas de expertos e historiadores locales, y los defensores comunitarios en Nuevo México. En especial, agradecemos la participación de los integrantes de Honor our Pueblo Existence (HOPE), el Consorcio Tularosa Downwinders y Las Mujeres Hablan. Sobre todo, agradecemos a las personas mayores de distintas partes del estado. Cabe destacar la ayuda de los centros de personas mayores que abrieron sus puertas al equipo de investigación y los dirigentes de Tribal y Pueblo accedieron a participar en las entrevistas y los grupos de enfoque.

El Programa de Investigación Intrainstitucional del Instituto Nacional del Cáncer financió este proyecto con fondos adicionales del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID).  Agradecemos al Consejo de Revisión Institucional Tribal del Suroeste por su revisión minuciosa y la aprobación del protocolo del estudio y las versiones definitivas de los artículos de publicación.

Investigación adicional

Los investigadores llevaron a cabo otros dos proyectos que forman parte de este estudio. 

En primer lugar, se examinaron en detalle los informes científicos publicados sobre la posibilidad de que las personas expuestas a la radiación transmitieran el cáncer u otras enfermedades a sus hijos. No se comprobó ningún efecto en la salud de los hijos o nietos ni tampoco riesgos de salud en las personas cuyos padres estuvieron expuestos a la radiación.  

En segundo lugar, se estudió lo ocurrido con el plutonio sin fisionar después de la prueba Trinity y se examinaron sus efectos en la salud humana.

Publicaciones

Las publicaciones en inglés sobre el estudio de la lluvia radioactiva de la prueba Trinity son gratuitas. Estas se encuentran en la siguiente página web sobre el estudio. Los investigadores esperan que estas publicaciones sean de valor para todos los interesados en los efectos que tuvo la prueba nuclear Trinity en la salud.

A continuación, se incluyen resúmenes de estas seis publicaciones.

Methods and Findings on Diet and Lifestyle Used to Support Estimation of Radiation Doses from Radioactive Fallout from the Trinity Nuclear Test (Métodos y hallazgos sobre la dieta y el estilo de vida que se usaron para los cálculos estimativos de las dosis de radiación de la prueba nuclear Trinity), por la doctora Nancy Potischman y colegas.

En la primera publicación de esta serie, la doctora Potischman y sus colegas presentan los métodos y un resumen de los datos principales recopilados sobre la dieta, el tipo de construcción de la vivienda, el tiempo al aire libre durante los meses de verano a distintas edades y los hábitos de lactancia materna en los años cuarenta. Para ayudar a los investigadores que luego calcularían el intervalo de las posibles dosis de radiación que la población de Nuevo México recibió como resultado de la prueba Trinity, la doctora Potischman y los coautores debían entender la dieta tradicional de los años cuarenta, porque la forma principal de exposición interna a este tipo de radiación es mediante el consumo de alimentos y agua contaminados por la lluvia radioactiva. La doctora Potischman y sus colegas empezaron por estudiar la bibliografía médica para identificar los alimentos y los patrones alimentarios que eran habituales en Nuevo México en los años cuarenta en distintos grupos étnicos.

Primero los investigadores hicieron un estudio piloto pequeño con personas que vivían en Nuevo México entre 1940 y 1950 con el propósito de diseñar un método para recopilar los datos. En el estudio definitivo se realizaron 13 grupos de enfoque y 11 entrevistas individuales con personas mayores de 70 años de edad que vivían en Nuevo México en el momento de la prueba. Los grupos de enfoque incluyeron charlas con personas de los cuatro grupos étnicos principales de Nuevo México.

A partir de estas charlas, los investigadores calcularon la cantidad y la frecuencia con que las personas de cada grupo étnico y edad comían determinados alimentos de forma habitual. Los alimentos que consumían incluyeron carne, productos lácteos frescos, plantas, frutas y, por supuesto, agua potable. El equipo también aprendió sobre:

  • los materiales de construcción de las viviendas

  • la lactancia materna

  • el tiempo que las personas pasaban al aire libre y

  • las formas en que las comunidades obtenían el agua potable.

Uno de los alimentos de más interés para los científicos fue la leche. La leche fresca puede ser una de las fuentes principales de yodo 131 (I-131 o yodo radioactivo), un componente de la lluvia radioactiva. Esto ocurre porque las vacas comen el pasto contaminado del terreno adonde cayó la lluvia radioactiva. La radioactividad en el pasto, en especial por el I-131, se suele concentrar en la leche vacuna que luego pasa a los lácteos frescos. Cuando las personas consumen la leche contaminada, el I-131 se acumula en la tiroides. Sin embargo, la cantidad de I-131 disminuye rápido y casi desaparece por completo en el plazo de 2 meses, o sea que si hay una exposición significativa en la tiroides es solo por poco tiempo.

Por otra parte, los investigadores descubrieron que el índice de consumo de leche fue mucho más bajo en las personas que vivían en las regiones montañosas y mucho más alto en los niños de 11 a 15 años que vivían en las llanuras rurales. Pero los niños más jóvenes recibieron las dosis más altas debido a que la tiroides es más pequeña en los niños. La carne, que transfiere mucha menos radioactividad, no se consumía mucho en los meses del verano en la mayoría de las comunidades, y quienes la consumían, lo hacían en poca cantidad. La mayor parte del agua para beber y cocinar provenía de pozos, que en general estaban cubiertos para protegerlos contra la contaminación. Muchas viviendas eran de adobe, lo que protegía mejor contra la radiación que las estructuras de madera.

Antes del estudio, había muy pocos datos publicados sobre la alimentación a mediados de los años cuarenta. Ahora, estos datos recopilados por el equipo de investigación son los mejores datos que hay sobre la alimentación de Nuevo México para evaluar la dosis de radiación. Los investigadores destacaron que los datos no representan a personas específicas, sino para que representan comportamientos usuales de cada grupo étnico y grupo de edad.

The Methodology Used to Assess Radiation Doses from the First Nuclear Weapons Test (Trinity) to the Populations of New Mexico (Metodología utilizada para evaluar las dosis de radiación de la primera prueba de armas nucleares [Trinity] recibida por las poblaciones de Nuevo México), por el doctor André Bouville y sus colegas.

En la segunda publicación, redactada por el doctor Bouville y sus colegas, se describen los métodos usados para calcular las dosis de radiación que recibió la población de Nuevo México en 1945 por la prueba nuclear Trinity.

Calcularon la cantidad de radioactividad depositada en el suelo por 63 de los isótopos radioactivos más importantes que produjo la detonación. Para identificar los lugares adonde la lluvia radioactiva se depositó en el estado de Nuevo México, los científicos se basaron sobre todo en un mapa de depósitos radioactivos creado por la Oficina de Apoyo Nuclear del Servicio Meteorológico en Las Vegas (Nevada) y usaron mediciones directas de la emisión de radiación en el suelo recopilada por el Proyecto Manhattan en los días que siguieron a la prueba.

Los autores explicaron las 13 maneras distintas de posible exposición de los habitantes. Entre estas, se incluyeron las siguientes:

  • exposición a la lluvia radioactiva depositada en las horas y días posteriores a la detonación

  • inhalación de partículas radioactivas que cayeron al suelo

  • inhalación de polvo contaminado por la radiación

  • consumo de agua contaminada y

  • consumo de nueve tipos comunes de comida

No es posible hacer un cálculo confiable de las dosis de radiación internas recibidas en el pasado a partir de mediciones tomadas hoy en día. Por este motivo, los investigadores crearon modelos matemáticos para cada vía de exposición. Luego aplicaron estos modelos a grupos de población según las siguientes características:

  • hombres y mujeres

  • cuatro grupos étnicos (blancos, hispanos, indígena americanos y afroamericanos)

  • siete grupos de edad (antes de nacer o en útero, 0–1 año, 1–2 años, 3–7 años, 8–12 años, 13–17 años o adultos)

  • tres tipos de ambiente geográfico (llanuras, montañas, combinación de llanuras y montañas)

  • dos densidades de población (rural; urbana)

Para establecer modelos de exposición aplicables a cada grupo de población, los científicos usaron la información sobre alimentación y vivienda que la doctora Potischman y sus colegas obtuvieron en su estudio, además de los datos de informes y publicaciones sobre el movimiento de la lluvia radioactiva en el medio ambiente. Los autores también consideraron otros asuntos importantes sobre la exposición: la cantidad de radioactividad acumulada en la leche materna de las madres que amamantaban, y el transporte comercial de la leche vacuna de una a otra parte del estado. Este último factor fue importante para las personas que vivían, por ejemplo, en un área de exposición baja pero conseguían leche de una granja lechera o una tienda que recibía la leche de un área de exposición alta. Nuevo México, al igual que otros estados, desplazaba la leche de las áreas de consumo bajo a las áreas de consumo alto, aunque este movimiento comercial de los alimentos era más limitado en los años cuarenta que hoy en día.

Por último, los autores describen los métodos por los que calcularon la incertidumbre de cada dosis interna y externa.

Estimated Radiation Doses Received from the 1945 Trinity Nuclear Test (Dosis estimada de radiación recibida por la prueba nuclear Trinity de 1945), por el doctor Steven Simon y sus colegas.

La publicación del doctor Simon y sus colegas presenta un cálculo aproximado de las posibles dosis de radiación a órganos específicos que las personas en Nuevo México recibieron por la prueba Trinity. Se informa sobre los hallazgos de los modelos de exposición descritos por el doctor Bouville y sus colegas que usaron los datos de alimentación y de otro tipo que se mencionan en la publicación de la doctora Potischman. Los investigadores calcularon las dosis recibidas en cinco órganos o tejidos con el mayor riesgo de cáncer por exposición radioactiva (tiroides, médula ósea activa en la leucemia, estómago, colon) tanto para hombres como mujeres de los cuatro grupos étnicos en todos los grupos de edad y en todos los condados. Se incluyeron datos para un órgano más, el pulmón, porque les interesaba conocer la probabilidad de cáncer de pulmón por la inhalación de los residuos radioactivos.

El equipo de investigación estudió el patrón de la lluvia radioactiva, los datos sobre la alimentación y los tipos de vivienda, y los modelos de la dosis para calcular la exposición durante el año después de la prueba Trinity, cuando se recibió la mayor parte de la dosis. Calcularon la dosis de exposición externa, que es la exposición recibida mientras se depositaba la lluvia radioactiva y, sobre todo, la lluvia radioactiva depositada en el suelo. También calcularon la dosis de la exposición interna, que es la exposición por el consumo de alimentos contaminados, incluso la leche materna y el agua potable, y por la inhalación del aire y polvo contaminados.

El equipo evaluó la dosis en cada uno de los cinco órganos por exposición externa e interna y demostró el aporte de cada categoría de alimento al total de dosis de radiación interna recibida. El proceso para calcular la dosis fue largo. Se hicieron más de 120 millones de cálculos para determinar las dosis en los órganos de todos los grupos de población en todos los condados de Nuevo México.

Salvo por la dosis en la tiroides, la mayor fuente de exposición por radiación externa fue la lluvia radioactiva en el suelo. El consumo de la leche vacuna fresca aportó la dosis de exposición interna más grande en la tiroides, que fue el órgano que recibió las dosis más altas. Por lo común, el segundo aporte más grande a la dosis de exposición interna fue el consumo de vegetales de hoja en cultivo durante el momento en que se depositaba la lluvia radioactiva. En comparación, comer frutas y otros vegetales e inhalar la lluvia radioactiva fueron factores de exposición menos importantes para la dosis.

Debido a que el patrón de la lluvia radioactiva de Trinity tuvo variaciones considerables en las distintas partes del estado, el cálculo de las dosis en los órganos también fue diferente. Las dosis más altas se recibieron justo al noreste del lugar de la detonación y cerca del centro de la nube radioactiva de Trinity que se desplazó hacia el noreste.

Los autores destacan que hay muchas incertidumbres acerca de los resultados de la evaluación de algo que ocurrió hace tanto tiempo. Explican estas incertidumbres mediante cálculos estimativos de límites superiores e inferiores de dosis (es decir, un intervalo de incertidumbre) que son valores entre los que piensan que está la dosis real.

En su mayor parte, las exposiciones fueron más altas en los blancos e hispanos (más que nada por el lugar donde vivían), similares o más bajas en los afroamericanos, y más bajas en los indígenas americanos cuyas comunidades estaban en áreas del estado fuera del centro del patrón de la lluvia radioactiva. Recalcan que no es posible derivar la dosis para una persona específica porque no hay suficiente información para esto.

En los hallazgos se indica que la exposición a la radiación solo fue mucho más alta que la radiación de fondo en pequeñas áreas geográficas cerca del sitio de detonación que estaban en la dirección del viento. Aunque la mayoría de los condados tuvieron dosis de exposición externa de menos de 1 mGy (unidad de dosis absorbida), las dosis de exposición externa más altas en cualquier persona en uno o dos condados fueron de 100 mGy, después de tomar en cuenta la protección de las viviendas y la cantidad de tiempo que la gente solía pasar al aire libre en el verano. Las dosis de exposición más altas se habrían presentado en los condados de Torrance y Guadalupe. En comparación, la dosis de radiación externa natural de fondo en Nuevo México es de 2 a 3 mGy por año, o sea entre 140 y 210 mGy de por vida para la mayoría de los adultos.

El doctor Simon y sus colegas también compararon las dosis recibidas de la prueba Trinity, la prueba de Nevada, y la lluvia radioactiva mundial (es decir, de las pruebas nucleares en otros países). En promedio, las dosis de exposición externas para todo el estado, grupos de edad y poblaciones para las tres fuentes fueron muy parecidas: 1,6 mGy (Trinity), 2,5 mGy (Nevada) y 1,1 mGy (mundial).

Por último, se compararon los patrones de lluvia radioactiva, que fue la base para el cálculo de la dosis, con un conjunto de datos independientes, que fueron placas de película radiográfica distribuidas en todo Nuevo México antes de la prueba Trinity. El doctor Simon y sus colegas hallaron que los datos de las placas de película radiográfica coincidían con los datos del patrón de lluvia radioactiva reconstruido, lo que dio más confianza a los investigadores sobre el patrón que usaron para el estudio.

Se incluyen cuadros detallados con los mejores cálculos aproximados de la dosis en cada uno de los cinco órganos para los siete grupos de edad, los cuatro grupos étnicos y en los 31 condados.

Projected Cancer Risks to Residents of New Mexico from Exposure to Trinity Radioactive Fallout (Pronóstico de los riesgos de cáncer para los habitantes de Nuevo México por la exposición a la lluvia radioactiva de Trinity), por la doctora Elizabeth Cahoon y sus colegas.

La doctora Cahoon y sus colegas calcularon los posibles intervalos de exceso de riesgo de cáncer en todo el estado (es decir, el número de casos fuera de los casos normales esperados) que tal vez fueron a causa de la exposición a la prueba de Trinity. Para este propósito, la doctora Cahoon y sus colegas se basaron en los cálculos de la dosis en los órganos que el doctor Simon presentó en su publicación. Llegaron a la conclusión de que era probable que algunos casos de exceso de riesgo de cáncer se debieron a la exposición a la lluvia radioactiva de Trinity pero el número es muy impreciso. Los casos de exceso de riesgo se limitarían a quienes estaban vivos en el momento de la prueba de Trinity ya que la exposición para quienes nacieron en los años posteriores sería demasiado pequeña para determinar casos adicionales. Además, los investigadores reconocen que, con el conocimiento científico y los datos disponibles en la actualidad, es casi imposible derivar la causa de cáncer o de otra enfermedad de una persona específica o decir con certeza que la radiación fue la causa principal.

Un problema importante para calcular y hacer proyecciones del número de casos de exceso de riesgo fue en parte que no había un registro de cáncer en Nuevo México antes de la prueba nuclear ni durante los 20 años después. El Registro de Tumores de Nuevo México se inició en 1966, pero aun así, pasaron varios años antes de que se completará un censo anual de los cánceres que surgían en todo Nuevo México. Por este motivo, no es posible saber con certeza si los índices de cáncer cambiaron en Nuevo México en las primeras décadas después de la prueba en comparación con los años anteriores a la prueba. Los investigadores se vieron obligados a calcular el índice de cáncer de fondo (valor inicial) que existía antes de la prueba de Trinity para cada uno de los cuatro grupos étnicos. Para esto, usaron los datos del registro de SEER del NCI de 1975 a 2015 y otras fuentes de datos históricos.

Los investigadores usaron el valor inicial estimado del índice de cáncer (el índice de casos de cáncer antes de la prueba de Trinity) y los datos de sensibilidad de cada órgano a la radiación, que determinaron mediante estudios de otras poblaciones expuestas a la radiación, como los sobrevivientes a las bombas atómicas en Japón.

Los autores indicaron que los tipos de cáncer y el porcentaje de cánceres atribuibles a la lluvia radioactiva de Trinity variaron según el condado en que vivía la población en 1945, en un patrón similar al patrón geográfico de la contaminación por la radiación. Se calculó que el mayor número de casos de exceso de cáncer se presentó en las personas que vivían en los cinco condados que recibieron los niveles más altos de exposición a lluvia radioactiva: Guadalupe, Lincoln, San Miguel, Socorro y Torrance.

Los autores señalan que calcularon el posible exceso de casos de cáncer según la reconstrucción de la dosis más detallada hasta la fecha y que usaron métodos epidemiológicos de eficacia comprobada. Sin embargo, también reconocen que hay muchas incertidumbres en cuanto al cálculo de las dosis y otros factores que forman parte de los modelos. En consecuencia, el cálculo del exceso de riesgo de cáncer relacionado con la radiación es impreciso. Por este motivo, los autores incluyen un intervalo de incertidumbre, que son valores entre los que piensan que está el número real de excesos de cáncer. La incertidumbre del intervalo indica que es improbable que el número de posibles cánceres a causa de la prueba Trinity sea cero, pero también es improbable que sea mayor que el límite superior que la doctora Cahoon y sus colegas describen en la publicación (alrededor de 1000 casos para todos los tipos de cáncer en los últimos 75 años). Según el tipo de cáncer, el cáncer de tiroides tenía la mayoría de los casos atribuibles a la exposición a la radiación. Esto es porque la tiroides es el órgano del cuerpo donde se concentran más derivados radioactivos, que en este caso fue el I-131 (yodo radioactivo).

The Likelihood of Adverse Pregnancy Outcomes and Genetic Disease (Transgenerational Effects) from Exposure to Radioactive Fallout from the 1945 Trinity Atomic Bomb Test (Probabilidad de desenlaces adversos del embarazo y enfermedad genética [efectos intergeneracionales] por la exposición a la lluvia radioactiva de la prueba de la bomba atómica de Trinity en 1945), por el doctor John Boice.

La publicación del doctor Boice examinó los datos de desenlaces adversos del embarazo después de la exposición a la radiación y las pruebas de inicio de enfermedades genéticas (es decir, en la segunda generación o en generaciones posteriores) que podrían afectar a los descendientes.

El doctor Boice examinó los informes publicados de estudios de incidencia de cáncer en otras poblaciones de Nuevo México expuestas a la radiación por distintas fuentes. Entre estas poblaciones se encuentran las que vivían cerca de establecimientos como el Laboratorio Nacional Los Álamos y la fábrica de uranio en Grants (Nuevo México). El doctor Boice estudió los casos de cáncer en las generaciones sucesivas de varios grupos, como los ex militares y los científicos que participaron en la prueba Trinity. También analizó los efectos intergeneracionales en otras poblaciones diversas expuestas a la radiación, que incluyó a quienes vivían en áreas con una concentración natural alta de radiación de fondo o cerca de centros nucleares. Además, en el análisis se examinaron los efectos intergeneracionales en los siguientes grupos: descendientes de sobrevivientes de cáncer que eran niños, adolescentes o adultos jóvenes que recibieron radioterapia; descendientes de sobrevivientes de la bomba atómica en Japón; descendientes de trabajadores expuestos a radiación.

El doctor Boice llegó a la conclusión de que no hay pruebas que indiquen que hubo efectos intergeneracionales como resultado de la exposición a la lluvia radioactiva de la prueba Trinity ni tampoco de cualquier otra exposición a la radiación en la historia. Las conclusiones relacionadas con la prueba Trinity se fundamentaron en tres motivos principales: Primero, en todos los estudios integrales de gran escala de poblaciones expuestas, no se demostraron efectos genéticos en los niños cuyos padres estuvieron expuestos. Segundo, las dosis aproximadas de Trinity, según la publicación sobre el cálculo de dosis, son más bajas que las dosis recibidas de acuerdo con otros estudios de poblaciones, como los sobrevivientes de las bombas atómicas en Japón, en los que no se observaron efectos intergeneracionales. Tercero, no hubo pruebas de aumentos en los índices de cáncer en los científicos, militares y profesionales que participaron en la prueba Trinity y en otras pruebas de armas nucleares. Estas personas recibieron dosis mucho más altas que los habitantes de Nuevo México que se encontraban en la dirección del viento cerca del sitio de la prueba Trinity.

Los hallazgos generales de este informe coincidieron con los artículos científicos publicados, en los que se señala que los efectos intergeneracionales no ocurren o, como mucho, son tan poco frecuentes que no se observan efectos definitivos. Por este motivo, se piensa que los efectos intergeneracionales de la prueba Trinity son sumamente improbables.

Accounting for Unfissioned Plutonium from the Trinity Atomic Bomb Test (Método para calcular el plutonio sin fisionar de la prueba Trinity de la bomba atómica), por el señor Harold Beck y sus colegas.

En la publicación del señor Beck y sus colegas se calcula la cantidad, la distribución y las repercusiones del plutonio sin fisionar de la prueba Trinity que se acumuló en la dirección del viento cerca del sitio de la prueba Trinity. Como Trinity fue la primera prueba nuclear, hubo limitaciones de diseño que hicieron que  la transformación del plutonio en la explosión nuclear (por fisión o separación de los átomos de plutonio) no fuera muy eficaz. Por lo tanto, la mayor parte del plutonio en el dispositivo no pasó por fisión nuclear y solo se convirtió en parte de la lluvia radioactiva. El plutonio sin fisionar primero se evaporó en el calor intenso de la bola de fuego de la prueba. Al enfriarse después, formó partículas que se depositaron en la dirección del viento cerca del sitio de la prueba con el resto de los desechos radioactivos que surgieron de la explosión. La cantidad de plutonio sin fisionar que contaminó Nuevo México ha sido un tema de preocupación para los habitantes del estado, en particular, para quienes viven cerca del sitio de la prueba.

Con los datos publicados sobre las mediciones de muestras de suelo recogidas a lo largo de muchos años después de la prueba, el señor Beck y sus colegas calcularon la distribución geográfica del plutonio sin fisionar en todo el estado. Llegaron a la conclusión de que era probable que el 80 % del plutonio sin  fisionar se había acumulado dentro del estado de Nuevo México, en su mayor parte, en un área pequeña de 30 a 100 km en la dirección del viento cerca del sitio de la prueba. En la publicación, el señor Beck y sus colegas presentan un mapa de la acumulación derivada del plutonio en 1945 que se parece a la forma y las características del mapa de lluvia radioactiva presentado por el doctor Simon y sus colegas creado con las mediciones históricas de la lluvia radioactiva.

El señor Beck y sus colegas calcularon que incluso en las áreas donde cayó la mayor cantidad de plutonio sin fisionar, la concentración de plutonio en la capa superior del suelo (es decir, la capa con mayor probabilidad de contaminar a las personas que estaban cerca) fue más baja que la concentración de 1977, que requería tomar medidas de acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos. Esto significa que la concentración en la superficie del suelo estaba por debajo de la concentración para la que se exige actuar para proteger la salud. Además, el señor Beck y los coautores de la publicación explican que, a lo largo de los años siguientes, la concentración de plutonio en la superficie del suelo disminuyó por los procesos naturales continuos que pasan la contaminación a capas del suelo más profundas.

Los investigadores concluyeron que las cantidades que se acumularon al comienzo en cada sitio fueron menores a las cantidades para las que normalmente la EPA exige medidas de descontaminación y que, por lo tanto, es improbable que causaran riesgos de salud significativos a la población que vivía en la dirección del viento. Debido a que las concentraciones en la superficie del suelo son alrededor del 30 % de las que existían justo después de la detonación, los investigadores concluyeron que el plutonio de hoy es mucho menos peligroso que décadas atrás.

The Likelihood of Adverse Pregnancy Outcomes and Genetic Disease (Transgenerational Effects) from Exposure to Radioactive Fallout from the 1945 Trinity Atomic Bomb Test (Probabilidad de desenlaces adversos del embarazo y enfermedad genética [efectos intergeneracionales] por la exposición a la lluvia radioactiva de la prueba de la bomba atómica de Trinity en 1945), por el doctor John Boice.

La publicación del doctor Boice examinó los datos de desenlaces adversos del embarazo después de la exposición a la radiación y las pruebas de inicio de enfermedades genéticas (es decir, en la segunda generación o en generaciones posteriores) que podrían afectar a los descendientes.

El doctor Boice examinó los informes publicados de estudios de incidencia de cáncer en otras poblaciones de Nuevo México expuestas a la radiación por distintas fuentes. Entre estas poblaciones se encuentran las que vivían cerca de establecimientos como el Laboratorio Nacional Los Álamos y la fábrica de uranio en Grants (Nuevo México). El doctor Boice estudió los casos de cáncer en las generaciones sucesivas de varios grupos, como los ex militares y los científicos que participaron en la prueba Trinity. También analizó los efectos intergeneracionales en otras poblaciones diversas expuestas a la radiación, que incluyó a quienes vivían en áreas con una concentración natural alta de radiación de fondo o cerca de centros nucleares. Además, en el análisis se examinaron los efectos intergeneracionales en los siguientes grupos: descendientes de sobrevivientes de cáncer que eran niños, adolescentes o adultos jóvenes que recibieron radioterapia; descendientes de sobrevivientes de la bomba atómica en Japón; descendientes de trabajadores expuestos a radiación.

El doctor Boice llegó a la conclusión de que no hay pruebas que indiquen que hubo efectos intergeneracionales como resultado de la exposición a la lluvia radioactiva de la prueba Trinity ni tampoco de cualquier otra exposición a la radiación en la historia. Las conclusiones relacionadas con la prueba Trinity se fundamentaron en tres motivos principales: Primero, en todos los estudios integrales de gran escala de poblaciones expuestas, no se demostraron efectos genéticos en los niños cuyos padres estuvieron expuestos. Segundo, las dosis aproximadas de Trinity según la publicación sobre el cálculo de dosis, son más bajas que las dosis recibidas de acuerdo con otros estudios de poblaciones, como los sobrevivientes de las bombas atómicas en Japón, en los que no se observaron efectos intergeneracionales. Tercero, no hubo pruebas de aumentos en los índices de cáncer en los científicos, militares y profesionales que participaron en la prueba Trinity y en otras pruebas de armas nucleares. Estas personas recibieron dosis mucho más altas que los habitantes de Nuevo México que se encontraban en la dirección del viento cerca del sitio de la prueba Trinity.

Los hallazgos generales de este informe coincidieron con los artículos científicos publicados, en los que se señala que los efectos intergeneracionales no ocurren o, como mucho, son tan poco frecuentes que no se observan efectos definitivos. Por este motivo, se piensa que los efectos intergeneracionales de la prueba Trinity son sumamente improbables.

Accounting for Unfissioned Plutonium from the Trinity Atomic Bomb Test (Método para calcular el plutonio sin fisionar de la prueba Trinity de la bomba atómica), por el señor Harold Beck y sus colegas.

En la publicación del señor Beck y sus colegas se calcula la cantidad, la distribución y las repercusiones del plutonio sin fisionar de la prueba Trinity que se acumuló en la dirección del viento cerca del sitio de la prueba Trinity. Como Trinity fue la primera prueba nuclear, hubo limitaciones de diseño que hicieron que la transformación del plutonio en la explosión nuclear (por fisión o separación de los átomos de plutonio) no fuera muy eficaz. Por lo tanto, la mayor parte del plutonio en el dispositivo no pasó por fisión nuclear y solo se convirtió en parte de la lluvia radioactiva. El plutonio sin fisionar primero se evaporó en el calor intenso de la bola de fuego de la prueba. Al enfriarse después, formó partículas que se depositaron en la dirección del viento cerca del sitio de la prueba con el resto de los desechos radioactivos que surgieron de la explosión. La cantidad de plutonio sin fisionar que contaminó Nuevo México ha sido un tema de preocupación para los habitantes del estado, en particular, para quienes viven cerca del sitio de la prueba.

Con los datos publicados sobre las mediciones de muestras de suelo recogidas a lo largo de muchos años después de la prueba, el señor Beck y sus colegas calcularon la distribución geográfica del plutonio sin fisionar en todo el estado. Llegaron a la conclusión de que era probable que el 80 % del plutonio sin fisionar se había acumulado dentro del estado de Nuevo México, en su mayor parte, en un área pequeña de 30 a 100 km en la dirección del viento cerca del sitio de la prueba. En la publicación, el señor Beck y sus colegas presentan un mapa de la acumulación derivada del plutonio en 1945 que se parece a la forma y las características del mapa de lluvia radioactiva presentado por el doctor Simon y sus colegas creado con las mediciones históricas de la lluvia radioactiva.

El señor Beck y sus colegas calcularon que incluso en las áreas donde cayó la mayor cantidad de plutonio sin fisionar, la concentración de plutonio en la capa superior del suelo (es decir, la capa con mayor probabilidad de contaminar a las personas que estaban cerca) fue más baja que la concentración de 1977, que requería tomar medidas de acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos. Esto significa que la concentración en la superficie del suelo estaba por debajo de la concentración para la que se exige actuar para proteger la salud. Además, el señor Beck y los coautores de la publicación explican que a lo largo de los años siguientes, la concentración de plutonio en la superficie del suelo disminuyó por los procesos naturales continuos que pasan la contaminación a capas del suelo más profundas.

Los investigadores concluyeron que las cantidades que se acumularon al comienzo en cada sitio fueron menores a las cantidades para las que normalmente la EPA exige medidas de descontaminación y que, por lo tanto, es improbable que causaran riesgos de salud significativos a la población que vivía en la dirección del viento. Debido a que las concentraciones en la superficie del suelo son alrededor del 30 % de las que existían justo después de la detonación, los investigadores concluyeron que el plutonio de hoy es mucho menos peligroso que décadas atrás.

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